Esta obra, nacida de una simple fotografía, se sumerge en la profundidad de la emoción humana, explorando la esencia de la vulnerabilidad y la pasión oculta. Inspirada en la poética letra de Pappo, imagino a mi protagonista como un ángel que se abre a la calidez del mediodía en el corazón de una gran ciudad.
Los tibios rayos del sol, que se cuelan con delicadeza, no solo iluminan el espacio, sino que también revelan la sensualidad intrínseca en su ser. Es la luz de un mediodía que no solo calienta la piel, sino que desnuda el alma, dejando al descubierto ese lado de pasión y mujer sensual que, ante la multitud, se prefiere ocultar para no sentirse vulnerable.
Esta figura, quien en la metrópoli aguarda, irradia una quietud que precede a la revelación. La luz del mediodía que la envuelve, sin embargo, ya la convierte en la anfitriona de una pasión que trasciende el tiempo y las horas, un suspiro de calor que disipa las sombras y abraza el alma.